
¿Por qué no hay que subestimar el telegrama laboral?
En el mundo del Derecho del Trabajo, una simple nota puede marcar la diferencia entre un despido improcedente y una estrategia defensiva sólida. Ese papel es, muchas veces, un telegrama colacionado. Porque sí, en la era de los smartphones, el viejo y querido telegrama sigue siendo rey en materia de prueba laboral.
El intercambio telegráfico no es una formalidad vacía, es el primer paso para dejar asentada una situación conflictiva, ejercer un derecho, intimar al cumplimiento de una obligación o dejar constancia de una situación de hecho. Su valor jurídico está reconocido por la Ley de Contrato de Trabajo, que exige su uso incluso para algo tan simple, y serio, como una renuncia válida (art. 240 LCT).
Pero su importancia no termina ahí. Muchas veces, los trabajadores sienten que iniciar una demanda laboral es un paso gigante. Y no siempre es necesario llegar a juicio. Existen vías perjudiciales que son gratuitas, eficaces y rápidas para resolver conflictos laborales.
SECLO: el paso obligatorio en CABA
En la Capital Federal, la Ley 24.635 creó el Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria (SECLO). Antes de iniciar una demanda, las partes deben pasar por esta instancia, en la que interviene un conciliador registrado ante el Ministerio de Trabajo, que busca acercar posiciones y alcanzar un acuerdo justo.
Los acuerdos que se firman en el SECLO, y son homologados, tienen fuerza de cosa juzgada y mérito ejecutivo. Es decir, tienen el mismo peso que una sentencia judicial firme y pueden ejecutarse directamente si no se cumplen.
Provincia de Buenos Aires: también se puede resolver sin juicio
En territorio bonaerense, si bien no existe el SECLO, es posible homologar acuerdos en el Ministerio de Trabajo provincial tras una audiencia voluntaria de conciliación. Esta alternativa también es gratuita y evita los costos y tiempos del juicio.
Ambas vías tienen algo en común, no le cuestan nada al trabajador. El principio de gratuidad consagrado en el art. 20 de la LCT garantiza que el trabajador no debe pagar tasas ni costas, ni siquiera el envío del telegrama.
Lo que no se dice, se pierde
Muchos trabajadores no lo saben, pero si no envían un telegrama laboral, si no denuncian, si no dejan constancia de lo que ocurre, el tiempo corre... y los derechos prescriben. Por ejemplo, cuando un empleador modifica unilateralmente condiciones esenciales del contrato —como el salario o el puesto—, el silencio puede jugarles en contra. Un telegrama bien redactado, enviado a tiempo, puede ser la diferencia entre cobrar una indemnización completa o perder el reclamo por convalidación tácita.
En resumen:
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El intercambio telegráfico es vital como medio de prueba.
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SECLO en CABA y el Ministerio de Trabajo bonaerense son herramientas efectivas para resolver conflictos sin juicio.
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Ambos son gratuitos para el trabajador.
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Un telegrama bien enviado y a tiempo, puede proteger derechos que de otro modo se pierden.
¿Sufriste un cambio en tus condiciones laborales? ¿Te despidieron sin motivo? Antes de hacer cualquier cosa (o de no hacer nada), escribime. Evaluamos juntos el paso a seguir. Podés consultar sin compromiso.